La sabiduría convencional y por qué los vendedores de drogas siguen viviendo con sus mamis.
- Enrique Aranibar
- 4 mar 2021
- 4 Min. de lectura
En muchas ocasiones el conocimiento que se tiene sobre un tema deriva de la denominada sabiduría convencional, la que no necesariamente es correcta. Al contrario, la sabiduría convencional tiende a ser simple y práctica, es decir que busca respuestas sencillas a distintas interrogantes, por lo cual usualmente evita hacer un análisis más profundo de la realidad.

En el mundo que vivimos, resulta más difícil discernir qué es cierto de lo que no lo es. Las noticias que se difunden con una diversidad de información en muchos casos no tienen relación con los datos. La sabiduría convencional muchas veces es difícil de combatir, ya que se establece como una verdad ampliamente aceptada, más aún cuando es considerada políticamente correcta.
En ocasiones, incluso los denominados expertos pueden llegar a engañar ofreciendo cifras inexactas o deliberadamente falsas, actuando en beneficio propio. Algo que no debe olvidarse es que la gente responde a incentivos, por lo que no es de extrañar que, por ejemplo, un grupo religioso y un partido político puedan parecerse más de lo que pensamos, dados los incentivos para conseguir determinados resultados: captar una mayor cantidad de adeptos.
Pero para engañar se necesita de un medio que te permita difundir las ideas. En el pasado los principales medios de comunicación, como son la televisión y la radio sirvieron de plataformas para logar este cometido. Sin embargo, en la actualidad puede prescindirse de ellos, al menos de manera parcial, gracias a las redes sociales. De esta forma, un hecho o dato erróneo puede llegar a difundirse a gran velocidad en diversas partes del mundo y fijarse como una verdad.
El economista Steven Levitt en su libro Freakonomics nos muestra algunos ejemplos de los problemas con la sabiduría convencional, uno de ellos relacionado con el mundo de las drogas en Estados Unidos.
En la década de los 90 Estados Unidos pasó por un importante problema de drogas, en específico con el crack. La policía de este país no entendía cómo este asunto se agravó en tan poco tiempo a lo largo de varias ciudades. La conclusión a la que llegaron es que existía una diferencia injusta de recursos, los traficantes contaban con armas moderas y una cantidad casi ilimitada de dinero. Los medios de comunicación empezaron a difundir la idea del tráfico de drogas como una de las actividades más rentables en ese país: cualquier persona vinculada a este mundo gozaba de un éxito financiero casi instantáneo. ¿Realmente era así?
Investigando la situación de los vendedores de crack de la época, se encontró que muchos de ellos vivían en complejos de vivienda bajo condiciones poco favorables e, incluso, aún con sus madres. Si la actividad era tan rentable como se especulaba, ¿por qué no se trasladaban a un lugar con mejores condiciones y se independizaban? La respuesta era sencilla, en realidad la actividad no era tan rentable para todos los involucrados como se pensaba.

Gracias a información que consiguió el autor, con un detalle de las transacciones financieras de una banda de crack durante cuatro años, logró analizar la situación de los ingresos y gastos además de la cantidad de miembros de la organización.
En síntesis, las bandas de crack tienen un esquema parecido al de una empresa de comida rápida, como por ejemplo Mc Donald’s. En la parte más alta, el denominado consejo de administración que representa el 2.2% del total de los miembros de la banda, se queda con más de la mitad del dinero generado, con ganancias de hasta medio millón de dólares al año. En el otro extremo, el salario promedio de un “soldado de a pie” es decir de los vendedores de droga en la calle, que son la mayor parte de la organización, ganan un salario menor al salario mínimo en Estados Unidos, lo que explica en gran medida su situación económica.
En el mercado laboral los salarios no se guían por principios de justicia social y, en gran medida, se encuentra determinados por la oferta y demanda de determinado trabajo. Otros elementos que también influyen en el salario son la especialización del trabajo requerido, el riesgo que se corre y lo “desagradable” que puede llegar a ser.
Si, por ejemplo, existe una cantidad importante de personas dispuestas a trabajar en determinado puesto, el salario tenderá a ser más bajo. Esto es justamente lo que sucede con los vendedores de droga en la calle: existe bastante gente esperando una oportunidad para conseguir uno de estos puestos, con la esperanza de algún momento escalar hasta lo más alto de la organización (aunque esto solo sea una ilusión).
Trabajos con una baja especialización no solamente tiende a recibir unos salarios más bajos, sino que también suelen ser los más susceptibles de ser sustituidos cuando se presentan cambios tecnológicos en el mundo.
La sabiduría convencional puede llevar a aceptar ideas erróneas como ciertas incluso en áreas como la economía y las finanzas. En algunos casos son los mismos expertos o profesionales que fomentan estas ideas, guiados por sus intereses personales. Por esta razón, resulta de mucha importancia tratar de entender algunos principios basados en la ciencia económica que pueden ayudar a discernir lo que hay de cierto o no en la sabiduría convencional.

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